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El nuevo negocio de la música 2.0

Para nadie es un secreto que la irrupción de Internet cambió por completo la manera en que consumimos contenidos musicales. Durante muchos años, desde la aparición del fonograma y los discos de vinilo, la única manera de disfrutar la música desde la comodidad de la casa, era o por radio o comprando un equipo de sonido y los vinilos, los casetes, y más recientemente los cd’s. La oferta se cerraba a lo que las grandes disqueras decidían distribuir y es por esto que el mercado se reducía a no más de 10 o 15 géneros.

La industria se movía al antojo de las disqueras, especialmente durante las décadas de los 70’s y 80’s, época en donde los artistas alcanzaban ventas millonarias y discos de oro y platino se tenían siempre entre las cuentas. Sin embargo, hacia finales de los 90’s y gracias a la masificación de Internet el negocio se empezó a ver amenazado por el gran “fantasma” de la piratería. En parte por los altos costos de los discos y en parte, también, a las facilidades que existían para la copia, almacenamiento, y distribución de archivos de audio (entre ellos .mp3). Es así como en 1999 aparece Napster, un programa de distribución de archivos de música basado en la tecnología P2P, permitiendo a cualquier usuario con conexión a internet poder descargar desde la comodidad de su hogar cualquier cantidad de canciones que lograron cambiar por completo el consumo como tal de contenidos musicales. Una vez apareció Napster, las demandas legales por parte de disqueras y artistas no demoraron en llegar, ya que vieron amenazado su ingreso monetario en el negocio. Pero estas demandas no lograron cambios significativos y Napster fue “la punta del iceberg” en la revolución del negocio.

Hoy en día los artistas han entendido que no pueden luchar contra la piratería y que sí es posible vender canción por canción por medio de descargas digitales vía iTunes, Amazon, Bandcamp, etc. Y lo más importante, han visto que es posible promocionarse de manera independiente y fuera de las grandes disqueras gracias a los medios sociales. Primero fue Myspace y ahora existe toda una convergencia de medios que va desde Facebook y Twitter, hasta plataformas como Last.fm, Soundcloud y Grooveshark.

Esto ha permitido algo que me gusta llamar la “democratización de la música” en donde el consumidor ya no tiene que resignarse a escuchar lo que programan las emisoras y lo que distribuyen las grandes disqueras, Ahora está en entera libertad de buscar por medios sociales a sus artistas favoritos y al mismo tiempo recibir sugerencias por parte de usuarios y de las mismas plataformas para explorar nuevos artistas y nuevos géneros que estén próximos a aquellos sonidos con los que uno suele tener mayor afinidad. Esto ha permitido que la oferta musical sea cada vez mayor y que el gran beneficiado sea el consumidor y al mismo tiempo el artista que ya no necesita intermediarios para distribuir sus creaciones, sino que tienen ganancias directas de sus ventas por internet y de sus giras promocionales.

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