viernes

El título sí importa

Titular es una acción que no se limita a la labor periodística. Si bien son los titulares que diariamente vemos en medios impresos y de televisión, los que en principio nos incitan a abordar la información que se publica como noticia, construir un buen título que llame la atención y a la vez manifieste el interés de lo que se quiere presentar, es necesario para cualquier “texto”, independiente del formato que éste tenga, y requiere el mismo cuidado con el que se desarrollan los contenidos. Así, no sólo el nombre de un programa radial o de un comunicado de prensa, incide directamente en el interés que suscite entre el grupo objetivo al cual va dirigido; lo mismo ocurre con el nombre de un libro, de un informe, de una obra de teatro, etc.

En las presentaciones orales, hay tres razones por las cuales una persona decide ir: porque “debe” ir, porque no tiene nada más que hacer, o porque quiere ir. Obviamente el público que siempre esperará cualquier orador corresponde al último grupo, y los motivos para que una persona esté interesada también obedecen a una o varias de las siguientes tres razones: porque conoce el tema y es relevante para su profesión o formación, porque conoce al orador y/o su trabajo, o porque su título suscita la suficiente curiosidad para que en principio, decida por lo menos escuchar la primera parte de la intervención.

Así por ejemplo, titular de manera atrayente resulta ser una labor “estratégica” para encuentros como congresos donde se agrupan varios conferencistas de una misma industria y con un enfoque temático común, ya que en algún momento de la agenda, prevalecerá una presentación sobre otra, donde no siempre es el nombre del orador o su experticia, el criterio sobre el cual un espectador tomará la decisión de asistir.

En gastronomía por ejemplo, las etiquetas de los platos y bebidas que hacen parte de una carta deben ser tan atrayentes como la presentación o el sabor de lo que se sirve en la mesa. Cada vez más los nombres de los menús se relacionan menos con los ingredientes que los componen y su preparación, reemplazándolos por emociones, sentimientos, personajes o lugares, que invitan en principio a preguntar de qué y cómo está preparado un plato, bebida o postre, y desde allí, muchas veces la elección se realiza sin tener un conocimiento previo de los sabores. El plato y su sabor son el texto.

La construcción de un título que despierte interés y conduzca a la acción que necesitamos de ser vistos, leídos o escuchados requiere de varias características:
  • · debe ser breve,
  • · tener siempre palabras comprensibles,
  • · ser paralelo a los intereses del grupo al cual se desea “cautivar”,
  • · esbozar el contenido a presentarse y,
  • · ser de buen gusto.
Para ello, se puede realizar una afirmación desafiante y polémica, realizar una pregunta impactante, presentar un pronóstico preocupante, realizar una promesa frente al contenido, o jugar con el lenguaje utilizando signos ortográficos de forma que el mensaje suscite más de una interpretación.

Sea cual sea el oficio, siempre existe una dinámica de “venta” y el primer gancho será el título, nombre o etiqueta que se dé al “producto”.
__
Este post fue escrito por Lina González

No hay comentarios:

Publicar un comentario